Primer Congreso de Arquitectura Mexicana: La Ciudad y sus Retos

El Monstruo de Mil Cabezas

En la mitología griega, la hidra de Lerna era un antiguo y despiadado monstruo acuático, ctónico (perteneciente a la tierra) con forma de serpiente policéfala y aliento venenoso a la que Heracles mató en el segundo de sus doce trabajos. La Hidra poseía la virtud de regenerar dos cabezas por cada una que perdía o le era amputada… – Wikipedia.
Este Primer Congreso de Arquitectura Mexicana nos mostró a la Ciudad Monstruo, como muchos la llamamos, bajo una fuerte amenaza de convertirse en ese despiadado ser mitológico -por decir lo menos-, aunque bien podría ser un gigantesco y colorido alebrije.

Entre sus antecedentes acuáticos (como la Hidra de Lerna), se mencionó la relevancia de “el entorno lacustre de la gran Tenochtitlán” y la sostenibilidad, del México prehispánico al contemporáneo, que, sin llamarla como tal, siempre existió.

Entre los proyectos de corto plazo, cientos de centros residenciales y comerciales, edificios macro con miles de usos dados por el crecimiento exponencial de la ciudad continúan y continuarán sumando cabezas al monstruo. Las Granadas, Tacubaya, San Pablo, Alameda Reforma fueron algunas de los sectores que se mencionaron en evaluación y transformación.
Para ello, este espacio nos dejó ver que las instituciones trabajan en políticas metropolitanas con una perspectiva de “ciudad integral para el bienestar”. Denuncian situaciones como la indiferencia de los desarrolladores hacia los estudios de impacto urbano, y también resaltan el valor de la participación ciudadana, de los vecinos y ciudadanos en general. Movimientos vecinales desde 1985, fueron uno de los factores que impulsaron la figura del perito.

 

Estas voces, en su mayoría de quienes cuidaron la construcción de la ciudad durante el último medio siglo, compartieron su mayor aprendizaje: ver a las ciudades como seres vivos. “Este organismo está enfermo y con curarle una pierna no se resuelve el problema. No podemos condicionar a la naturaleza a caprichos políticos”.

Que el monstruo no se vuelva en nuestra contra es responsabilidad de todos: empresas, autoridades, gremios, ciudadanos, universidades. Actuar o no, a favor o en contra, cualquiera que sea, nuestra postura implica política porque todo impacta a nuestro entorno. Por eso, maduramos personal y colectivamente en la medida en la que somos responsables de lo que pensamos, decimos y hacemos. ¿Cómo estamos creciendo entre todos a esta ciudad?

Por Alex Meza

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